Marcha

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Experto alerta de «acostumbramiento» de la sociedad frente a crímenes

El enojo y la impotencia ante asesinatos de trabajadores generan cada vez menos reacción

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La muerte de un policía el 7 de agosto en el barrio Santa Catalina pasó prácticamente inadvertida en comparación con la de otro policía ocurrida hace dos años, durante un tiroteo en una sucursal de El Correo, en Pocitos.

En ese momento, el enojo y la impotencia se vieron reflejados en una manifestación realizada el 9 de agosto de 2013. Esa fue una de las movilizaciones por seguridad más concurridas: participaron unas 500 personas. En mayo de ese mismo año, otros 300 vecinos de Carrasco, Punta Gorda y Malvín marcharon en reclamo de más seguridad y en ese caso el orador principal fue un sobreviviente de la tragedia de los Andes, Roberto Canessa, quien aseguró que la movilización había dado frutos, puesto que notó más patrullaje. Un nivel de concurrencia similar tuvo la marcha por el asesinato de un pistero en una estación de Malvín en diciembre de 2012.

«Hay una sensación cada vez peor de impotencia y de no te metas, y eso conspira contra el esclarecimiento de muchos delitos». Gustavo Zubía, fiscal

El homicidio de un trabajador de La Pasiva, a principios de ese mismo año, ya había generado indignación por parte de ciudadanos e incluso el hecho había sido tratado en el Consejo de Ministros. En la marcha participaron integrantes del gobierno y del PIT-CNT.
En esta oportunidad, y ante la muerte del policía el 7 de agosto, en redes sociales y afiches se convocó a marchar anoche bajo la consigna «no más trabajadores asesinados». Pero tampoco tuvo una convocatoria masiva. Según presenció El Observador, marcharon cerca de 200 personas.

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Unas 200 personas se manifestaron este martes por la Avenida 18 de Julio en reclamo de más seguridad

J. Manuel Ramos
Una lacra
«Hay que acorralarlos. Hay que hacerlos sentir lo que son: una lacra. El unirse en otras sociedades ha dado resultados. Entre todos tenemos que hacer algo», indicó hace tres años el ahora presidente de la central sindical, Fernando Pereira. Pero lo que Pereira consideró en su momento no coincide con la explicación que el sociólogo Rafael Bayce tiene para dar con respecto a la baja participación en las movilizaciones. «La gente se dio cuenta de que no sirven. Se revelan por sí mismas como inocuas y las personas no participan por la convicción de que son inútiles», expresó a El Observador.

Además de la naturalización de la violencia como argumento que atenta contra la participación en las marchas, el sociólogo Bayce señaló el perfil etario de los uruguayos –mayoritariamente adultos que no pueden o no les interesa salir a las calles– y la «falta de racionalidad» de las convocatorias. Esa naturalización de la violencia fue otro de los motivos que manejó el especialista como razón que explica un cambio en la cobertura mediática de temas de seguridad. El asesinato del trabajador de La Pasiva, en mayo de 2012, ocupó 4.699 segundos (más de una hora) en los informativos de televisión esa semana, según datos de la consultora Foco (ver infografía). A la semana siguiente tuvo incluso mayor cobertura y alcanzó los 5.172 segundos. Meses más tarde, el homicidio del pistero en Malvín estuvo entre las noticias policiales que abarcaron, en total, entre 9.000 y 10 mil segundos (más de dos horas). Un tiempo similar ocupó la cobertura policial durante la manifestación de los vecinos del este de Montevideo. Los policiales volvieron a estallar con el tiroteo de El Correo en 2013. Esa semana, el episodio estuvo en los informativos durante 10.647 segundos, incluso más que el resto de los policiales. Apenas dos años después, la muerte del sargento primero Marcos Melo, de 45 años, ni siquiera quedó destacada entre las noticias más divulgadas.
«Todos nos acostumbramos a todo y sobre todo cuando es gradual. En los últimos 20 años estamos soportando un incremento delincuencial en cantidad y calidad, ya que, por ejemplo, los homicidios con uso de arma se han transformado en algo cotidiano», dijo a El Observador el fiscal Gustavo Zubía. «Hay una sensación cada vez peor de impotencia y de no te metas y eso conspira contra el esclarecimiento de muchos delitos», agregó.

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